La reciente muerte del Papa Francisco, ha puesto los ojos del mundo no solo en el Vaticano, sino también en una inesperada protagonista: la película Cónclave.
Este thriller, estrenado en octubre de 2024 y dirigido por Edward Berger, ha experimentado un auge en plataformas de streaming, con reportes que indican que sus visualizaciones se han triplicado desde el fallecimiento del pontífice.
Basada en la novela homónima de 2016, la cinta combina intriga, drama y un vistazo ficticio al proceso de elección del Papa, pero ¿cuánto de lo que muestra es fiel a la realidad? El periodista Jonah McKeown, de la agencia de noticias católica ACI Prensa hizo un análisis pormenorizado de los aciertos y desaciertos.
Ficción: Un Vaticano de caricaturas y ambiciones mundanas
Uno de los puntos más criticados de Cónclave es su retrato de los cardenales como figuras dominadas por rivalidades ideológicas y ambiciones políticas, con escasa profundidad espiritual.
La película divide a los personajes en bandos: los progresistas, liderados por el Cardenal Bellini (Tucci), que buscan modernizar la Iglesia, y los tradicionalistas, representados por el Cardenal Tedesco (Castellitto), cuyas posturas rayan en el extremismo.
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Internacionales El rito, presidido por el cardenal Kevin Farrell, Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, fue un momento de profundo recogimiento que marcó el inicio de la despedida final al Sumo Pontífice.
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Expertos como el historiador vaticanista Antonio Carrizo señalan que esta representación exagera las divisiones reales. “Los cardenales no son meros políticos en un juego de tronos. Son hombres de fe, y el cónclave es un momento de oración y discernimiento, guiado por el Espíritu Santo, algo que la película apenas menciona”, explica Carrizo.
De hecho, en Cónclave, referencias a Jesús o la celebración de la Misa brillan por su ausencia, y el Espíritu Santo es relegado a un segundo plano, un contraste notable con la centralidad de la fe en un cónclave real.
Otro elemento ficticio es la trama de un cardenal nombrado “in pectore” (en secreto) que participa en la elección sin haber sido anunciado públicamente. Según las normas vaticanas, esto es imposible: un cardenal “in pectore” solo puede votar si su nombramiento fue revelado por el Papa antes de su muerte.
Realidad: La solemnidad del proceso
A pesar de sus licencias creativas, Cónclave acierta en varios aspectos del procedimiento. La película recrea con precisión el escenario de la Capilla Sixtina, donde los cardenales electores se reúnen bajo los frescos de Miguel Ángel.
También refleja fielmente el ritual de votación: hasta cuatro escrutinios diarios, votos depositados en una urna tras una oración en latín, y la quema de las papeletas que produce humo negro (sin Papa) o blanco (con Papa electo).
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Internacionales Los restos permanecerán en ese templo hasta este sábado, cuando se realice el funeral. Luego, habrá nueve días de ceremonias religiosas.
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Tras la muerte del Papa, el camarlengo —un cardenal encargado de gestionar la sede vacante— juega un papel clave. En Cónclave, este personaje rompe el anillo del pescador, un gesto real que marca el fin del pontificado. Sin embargo, la película omite detalles como la certificación oficial de la muerte, un proceso en el que el camarlengo llama al Papa por su nombre bautismal tres veces para confirmar su fallecimiento.
Actualmente, solo los cardenales menores de 80 años pueden votar, lo que excluye al decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re (91). En su lugar, el Cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, liderará el próximo cónclave como el elector de mayor rango.
En un momento en que la Iglesia Católica se prepara para elegir a su próximo líder, Cónclave es un recordatorio de que, aunque la ficción puede entretener, la realidad del cónclave es un ejercicio de fe, tradición y responsabilidad que trasciende las pantallas.